miércoles, 26 de mayo de 2010

Y cuando desperté México había perdido

Perdido 3 a 1 contra Inglaterra en Wembley, donde tuve la oportunidad de ir por primera vez a un estadio monumental inglés apoyando a México junto a Elma y enfundado en mi camiseta favorita de los pumas, esa de la temporada 98-99 que intercambié por una sudadera, pero esa es harina de otro costal.
En verdad que estaba muy eexcitado y me mente no pensaba claramente. Salí del trabajo temprano para aparcar mi bici en casa para evitar que alguien se la clavara en la estación de tren donde ella tendría que dormir. En las prisas, con una hora de anticipación para un viaje de 20 minutos, se me olvidaron las entradas en la oficina. Después de tomar la mala decisión de subirme al tren guajolotero -que hace según mis cuentas 27 paradas en un camino de no más de 100 km- la volví a cagar tomando la línea del metro equivoacada -dirección y línea equívocada- llegué a Westminster para encontrarme con la elma. Quien a pesar de la espera de una hora y sufir la inclemencia del clima con más de 30° por primera vez en el año lucía radiante y lista para lanzarnos a Wembley.
Parecíamos suadero en el tubo, y aunque en mis manos tenía un "4-pack" de chelas que clamaban ser abiertas mi super yo le dio una paliza al ello y después de salir del tubo, y limpiarme el sudor, abrímos nuestra primera chela del día.
La aqruitectura del estadio es increíble desde lejos, y nosotros estabamos asombrados de la cantidad de uniformados verdes que había en la calzada que conectaba la estación del tubo con el estadio. Un tipipuchal para la distancia entre aquí y allá, y definitivamente una masa crítica de mexicanos y mexicanos adoptados se aglomeraron en la zona designada.
Quedamos de ver a unos cuates en algún pub cercano al estadio, pero debido a mi tardanza ¿o tronqueza? nada más nos saludamos y aunque me topé con más de un mexicantabrigiano nos dirigimos rápidamente a nuestros asientos. Para nuestra sorpresa en cada asiento había una camiseta verde, perfecta para la banda XXXXL. El estadio estaba convertido en una bandera inglesa gigante y una esquinita verde. Que de esquinita no tenía nada, eramos masa crítica.
Cantamos el himno, y como siempre, unas lágrimas repmidas me sacaron uno que otro gallo. Seguía el turno del himno inglés, y no esperaba que un par de ingleses empezaran a cantar justo detras de mí, sonreí, no hay pedo me dije.
El juego empezó así como los cánticos. Buena vibra corría en nuestra esquina, así como México empezo dominando a los ingleses. El público inglés despertaron de su letargo -probablemente demasiadas chelas en el camiono al estadio- con el gol de King después de una clásica jugada inglesa a balón parado aprovechando la altura del tronco de Crouch. Pero seguían sin apoyar a su equipo ni tampoco siguiendo todos las pinches olas que empezabamos.
Cayó el segundo después de que Oscar Perez se atornillo después de un paradón -causado por una mala marca de Paul Aguilar que jugo espantoso. Y el ambiente enfrió un poco, y no falto el tarado que pedía a Cuauhtémoc; que por cierto en el 2o tiempo dió un pique de 20 metros y aunque le llevaba dos metros al defensa el defensa le saco 3.
Era casí el final del primer tiempo y como no se puede chupar en las gradas mucha banda ganosa corría a hacer fila para comprar una chela y chuparsela en chinga durante el medio tiempo cuando se perdieron el gol de México, que no nos enteramos que fue gol hasta que el árbitro tímidamente señalo el mediocampo. De le emoción salté y una tipa -gordita ha de ser dicho- enfrente de mi y al ladito que estaba moncheandose sus "mexican cheese nachos" (¡No mames!) no se levanto(¡No mames!) y le metí tremendo codazo a la hora de aterrizar.
El segundo tiempo nos recibió con tremenda jugada del lateral derecho inglés , en cambio el "titular" mexicano no puede tener el balón más de 3 segundos sin perderlo, cuéntenle. Y el juego se volvió un poco de hueva, pero para nosotros era mucho más divertido con México atacando en nuestro lado. A cada jugada nos levantabamos y nadie amenasaba con las famosas aguas. La ola por fin pudo darle dos vueltas al estadio para nuestro beneplácito y no falto el cielito lindo, el "si se puede" me caga así que no lo cante.
El partido acabo, yo estaba muy contento elma también disfruto de su ejercicio antropológico -por que el fut la verdad no le importa-, regresamos a casa en el "wembley-cambridge" hice una pestañita y cuando desperté México había perdido.