Los pubs son el lugar de reunión no-oficial de la sociedad británica, por eso hay tantos. Como cualquier lugar para embriagarse hay de todos tipos -dentro de la limitada categoría de pub- y el que esta cruzando la calle es el mejor para tomarse una helodia en el valor infernal del Verano inglés.
Otra onda de los pubs que siempre me intrigó es el famoso pub quiz o "maratón" -el juego de mesa de preguntas y respuestas. Acá en el local hay quiz cada martes, y es en ese día en particular que tratamos de dominar nuestras ganas de una helodia, y de vez en cuando hacen un mega quiz, o big money quiz. Como el primer premio eran 200 libras, y además, el tercero y antepenúltimo equipos les regalaban una ronda de chelas, decidí armar un equipo con la única intención de llegar en antepenúltimo haciendo el esfuerzo de llegar en primero.
Despues de una pasta a la boloñesa bien rica en casa nos acomodamos en el pub; eramos cinco, el equipo era muy internacional pero con ninguno británico. Desde la primera ronda fue claro que no sabíamos mucho, y que nos ayudó mucho un miembro americano. El ambiente fue relajado hasta la última ronda, cuando nos enteramos que estabamos en antepenúltimo, y que había varios equipos con casi la misma cantidad de puntos -excepto el último. No discutimos la estrategia, cosa que creo todos los demas equipos hicieron porque dos decidieron contestar las menos preguntas posibles. En cambio, nosotros seguimos tratando de contestar todas las preguntas. La pregunta clave fue la última, en la pelicula de Monthy Python and the Holy grail ¿cuáles son los siete objetos que flotan en el agua de acuerdo al campesino? ¡Creo que le atinamos a una o dos de los objetos, y en un inesperado final legamos a ser antepenúltimos!
Habíamos tomado una chelita por turno, después de cuatro turnos, la última, la de la victoria, supo más a castigo que a gloria, pero la disfrutamos mucho más que nuestros vecinos, que quedaron en segundo lugar, ganaron 100 libras y se quejaban amargamente de sus (escasos) errores.
Habíamos tomado una chelita por turno, después de cuatro turnos, la última, la de la victoria, supo más a castigo que a gloria, pero la disfrutamos mucho más que nuestros vecinos, que quedaron en segundo lugar, ganaron 100 libras y se quejaban amargamente de sus (escasos) errores.