lunes, 27 de agosto de 2007

on the run

Hace dos navidades me regalaron un par de tenis para correr que no use durante un año. Hasta ese entonces no había corrido por correr, sino por ser parte de la cascarita o del entrenamiento o algo por el estilo. Tomo mucho tiempo, un año casi, para que empezara a correr por correr. Fueron muchos factores los que participaron, por un lado gente corredora como mi padre y el maratonista Pablo y por otro era el tiempo en que me dí cuenta que aunque vivía a tiro de piedra de un bosque poca madre con pista para correr nunca había corrido en él, la temporada de beis había terminado, y lo más probable era que en el futuro cercano no viviría en Tuebingen. Era momento de aprovechar el Schönbuch antes de que fuera demasiado tarde y también evitar ganar mis 8 kilos reglamentarios de Invierno.

Corría los fines, no muy rápido, ni muy lento. Era chido correr en el bosque escuchando musiquita y al pasar el tiempo ver el efecto del Otoño y el Invierno (muy pocas veces en realidad porque hacía demasiado frío para correr) y también por un ratito olvidarme de la tesis y mis múltiples preocupaciones. Otra actividad “Zen” podría decir a falta de otro adjetivo más adecuado.

En una nueva ciudad tenía que encontrar otro lugar lindo donde correr y la verdad no fue muy díficil. El único problema es que, por el momento, solo conozco una ruta linda donde correr: al lado del río Cam. (¿Será que Cam-bridge fue fundada alrededor de un puente?[1]) Eso si, la ruta es chida.

Y ahora la nueva rayoresidencia con la Elma esta a tiro de piedra del río y ambos dos vamos a correr juntos, lo que hace el correr doblemente divertido (lo se, muy mal chiste). Pero, a la ya “loable” meta de correr por hacer deporte le añadimos el correr para prepararnos para nuestra primera carrera de 10Km. Correr por una meta tangible es mucho más motivante y hace el correr mucho más constante, digo, ahora salimos en vez de cada dos de tres fines de semana a dos o tres veces a la semana. Ahora, lo raro es que queremos correrlos en una hora y aunque salimos a correr seguido y así, no tenemos idea de la distancia, así que bueno, ya veremos como nos va en Octubre.

Escuchaba:

  • drei schritte vom abgRUNd entfernt-tocotronic
  • power doesn't RUN on nothing-the thermals
  • seRUNade-dover (que de hecho se llama serenada pero se coló)
  • y el OST de lola rennt (RUN lola RUN)
[1], ñoñamente chequé en Wikipedia y como que sí y como que no: http://en.wikipedia.org/wiki/Cambridge

domingo, 12 de agosto de 2007

Nadando alrededor de la isla

Lo chido de que en la mayoría del tiempo que he estado por aquí el clima ha sido más bien nublado y con poco sol es que las más de las veces que se asoma el sol y como que empieza a calentar solo me quedan ganas de andar afuera.

El fin pasado organizamos una parrillada tranquila en el parque que esta cruzando el río, el Jesus Green. Un cuate no pudo venir porque me dijo que fue a la playa. Como quedé intrigado le pregunté a cual playa y así, y me platicó de unas playas en Norfolk, al norte de Cambridge y que de hecho se pudo meter a nadar. ¿Nadar en Inglaterra? Si, si se puede nadar en la isla como lo comprobamos Elma y yo ayer.

Ellos fueron en auto, pero a falta de auto nos llevamos las biclas para movernos después de que acercarnos por tren a Kings Lynn. Acá, ya saben, los ñoños nos pusimos a ver en Google Earth el paisaje a los alrededores de nuestra estación de partida y nos encontramos con este extraño crater de un ¿meteorito? que ven aquí abajito. Según nostros llegaríamos en media hora estar en la playa, pero después de informarnos un poco de donde sí se podía meter uno a nadar y así, nos fuímos por una ruta ciclista -que no son tantas como en Alemania- que combina tramos por carretera y otros que son “exclusivos” para biclas.

En el trayecto hacia el sol, mar y arena nos topamos con muchos pueblitos pero también con un lugar que se llama Sandringham. A la mitad de uno de los super escasos bosques que quedan en esta isla, la familia real construyó no se cuando una casa de campo, con jardines y así, ya saben, supongo que para escapar de fin de semana del bullicio londinense. Claro que una propiedad real debe de ser de dimensiones “reales”, así que es un lugar increíblemente grande. Supongo que ya no van de vacaciones o de fin de semana por que ahora es un lugar visitado por multitudes de gente que paga la no despreciable cantidad de 9 libras (180 varos) para pasearse en el jardín y visitar la mansión que con el dinero de sus bolsillos -o de sus padres, o abuelos, o bisabuelos o tatarabuelos- la familia real construyó. Digo, es una de esas injusticas que no termino por aceptar de las monarquías parlamentarias o no.

Después de un buen rato, algo así como dos horas en baika empezamos a llegar a la playa. Ya merito estabamos ahí y me sorpendió la cantidad de casas-trailers que había. Filas y columnas de estos contenedores de personas más o menos perfectamente alineadas llena de familias británicas en el proceso de convertir su blanca piel en piel rojo-camarón. Llegamos a la tierra prometida y tuve que aguzar la vista para ver en el horizonte donde coños estaba el agua. ¿Estábamos en la playa? Si, pero el mar se había retirado y regresaría lentamente en el transcurso de nuestra corta estancía para saludarnos. Es bien interesante ver como la playa se extiende muchos cientos de metros hacia el mar y como super lentamente el mar le va ganando terreno a la tierra firme para luego rendirse y repetir el ciclo indefinidamente. Aunque había mucha banda “nadando” en el mar, la verdad el agua estaba re-fría, pero fue muy muy rico volver a tocar el agua del mar después de harto tiempo. Una nueva agua por cierto, la del Mar del Norte.

¡Espero luego poder subir un par de fotos!