Resultó que el lunes pasado Ebrard y unos cuantos funcionarios rodaron hasta la chamba. Claro que necesitaron que les dieran chance de pasar, y para eso llevaban un par de guaruras motorizados –al menos eso ví en alguna foto. No me imagino que rueden cada primer lunes del mes a la chamba, y, mucho menos diario. Tampoco esperaría que se extendiera la práctica de moverse en virula en la capital. En su momento creí en que se podía hacer, y lo hacía. Me íba seguido a la facultad en bicla, por lo general llegaba antes en bicla que sí hubiera tomado un pesero. Media hora contra una hora o un poco menos dependiendo del tráfico. La distancia era increíblemente corta hablando en términos relativos en el defectuoso, había banda que hacía más o menos dos horas en metro, pesero, bicitaxi y demases para llegar a la fac.
Además de las distancias están los peligros en y de la calle.
Primero que nada los autos, y en particular los peseros, son tus enemigos. Más de una vez se me quizo poner al brinco algún chofer de pesero, nivel a punto de abandonar su “unidad” para madrearme. Más de una vez tuve que mentar madres, chiflar, gritar y de plano pegarle a algún auto para que se diera cuenta de mi existencia y no me atropellara o la próxima vez no se me cerrará tan ojetemente. Sé que soy medio agresivo a la hora de andar en bici, pero lo necesitaba para sobrevivir y llegar a mi destino.
También la falta de un carril para biclas complica este asunto. Ya que los carriles en las calles DFectuosas son estrechos, apenas pasan las camionetotas de las señorotas o los peches. ¿Y por donde coños pasaré con mi bicla? más de una vez un claxón deseperado a mi espalda se convirtió en un "güevos" al claxonista inoprtuno seguido de cerrarme a la mitad de la calle o alternativamente en meterle pata al pedal.
Y sí las calles están desiertas también están los peligros de la calle por sí misma. Más de una vez se me poncho una llanta por un banquetazo durante una maniobra, o que de plano haya caído a un bache. Y neta, como vas al lado de la banqueta el mayor obstáculo son las pinches coladeras, las hay de todos tipos pero por lo general tienen un desnivel y hay un chingo que sus rejillas son paralelas al sentido de la calle. Nunca caí en una de esas afortunadamente, pero ví como una chava que iba en la pendeja ligando con un wey en el paseo dominical de los bicitekas se dió un super madrazo cuando la rueda delantera se atoró en una rejilla de coladera.
Y, la orografía tampoco ayuda mucho. El dato: coapa-cu en domingo con güevos 25 minutos, cu-coapa 15. Dirán que el DF es “planito” pero ese DF es solamente el merito centro y partes de Iztapalapa. Yo más bien diría que es “onduladito”. La neta es cleteable, pero tampoco es enchilame otra para alguien que empieza a echarse ese rol.
Finalmente, algo que también se siente, y en particular los días entre semana, es la contaminación: es neta que luego es un poco díficil respirar profundo o es más, arde la nariz durante la inspiración. No hay una gran diferencia en la percepción de la contaminación en las diferentes zonas de la ciudad: en todas esta bien cabrón, por lo tanto casí siempre me llevaba un pañuelito para sonarme los mocos. A veces me preguntaba sí me hacía más daño andar cerca de los autos que beneficio andar en la virula.
Y, chale, ¿cuando llueve? No mames, es un desmadre. Aparte de que por lo normal “diluvia”, terminas empapadísimo, embarradísimo y de pésimo humor.
La neta estaría poca madre que el DF fuera más amigable y todos pudieran andar en bici. Pero nel. No se puede. Es una ciudad gigantesca, carece de la infraestructura y de la cultura vial para que un DF cletero dejé de ser un sueño guajiro y atole con el dedo para los verdes verdes. Pero eso si, sí me prestan una baika cuando ande por allá con gusto me daré un rol, por que ese es uno de mis deportes extremos favoritos.