lunes, 9 de abril de 2007

“Con dinero baila el perro”

Un reciente estudio demostró que la gente “pobre” aprende a asociar una imágen abstracta con una recompensa, en este caso una imágen de una moneda, mucho más rápido que gente “rica”[1]. El chiste esta en la relación entre el estado actual de la persona (rico o pobre) y la magnitud de la recompensa, en este caso 20 centavos (de libra). ¿Qué tan útil le es sumar 20 centavos más a alguién quién tiene 10 000 veces más en el banco? ¿Y a alguién con solo 100 veces más?

Lo primero que se me ocurrió es que entonces la gente rica aprenderá a asociar estímulos con recompensas –en general- mucho más lento que alguién pobre. Pero no. Eso es una sobre generalización. El chiste esta en la utilidad. Lo chido del estudio es que usaron una recompensa en la cuál es relativamente fácil definir su utilidad para todos. Pero ahora imagínen otro tipo de asociaciones entre acciones y/o estímulos con recompensas donde no es tan fácil definir la utilidad de la recompensa para todos.

A mí me encanta jugar panbol. Por que a mí me latió jugar panbol desde chiquito, es decir el jugar era chido/recompensante, aprendí a jugarlo más o menos bien. Por así decirlo soy “rico”, más no millonario, en el arte panbolero; para mí la utilidad de aprender a dar un pase correcto es más bien baja a comparación de alguién que está aprendiendo a panbolear. También hay personas que no les late nada jugar panbol, para ellos la utilidad de dar un pase correcto es nula. La primera implicación del estudio es que diferentes recompensas, por ejemplo dinero o jugar panbol, tienen para cada quién dependiendo de sus interéses y contexto diferentes utilidades y dependiendo de esas utilidades será más rápido o más lento el aprendizaje.

Lo que está todavía más chido del estudio es que usaron fMRI (functional Magnetic Resonance Imaging) para hacer –en términos bien simplistas- una película en cámara lenta del cerebro en acción mientras los sujetos aprendíam las asociaciones. Encontraron que un área cerca del centro del cerebro llamada estriado refleja esta diferencia en la velocidad de aprendizaje. Durante el aprendizaje el estriado de los “pobres” se activaba más que el de los “ricos”. Ahora bien, no es que el cerebro de los ricos y de los pobres sea diferente, sino que el dinero –la recompensa- es más llamativo para quiénes les da más utilidad, y mientras más fuerte sea la señal de recompensa más fácil es el aprendizaje. ¿En que eres pobre?

“Con dinero aprende el perro”


[1] Pongo entre comillas pobre y rico, porque la diferencia entre ellos es de 30 000 libras, que sí bien suena a muchísimo dinero, la verdad es que estamos hablando de “tonos” entre la clase media.

Tobler et al., Neuron 54, 167-175, 2007.

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