Una vieja amiga mandó un correo relatando su experiencia tratando de obtener una visa gringa. La verdad me sorprendió y me puso a pensar un poquito. Todavía no llego a alguna conclusión, pero mientrsa tanto les paso al costo el texto íntegro.
"Los hechos son los siguientes:
En primer lugar me dieron mi cita hace seis meses, tiempo de sobra para ir preparada al encuentro con el emporio más grande del planeta. Mucha gente me había avisado ya de las variadas complicaciones que el gobierno americano te pone para realizar el trámite, y la verdad es que a mi sí me preocupaba bastante a causa de mi actual estado de desempleo.
El caso, y para mi grande sorpresa, es que el cónsul me negó la visa, y con la mano en la cintura, haciendo un gesto de desgano y en cinco minutos. ¿Por qué? Pues simplemente “porque no soy elegible”: porque no puedo comprobar que tengo un trabajo fijo y que tengo ingresos aceptables. Lo del negocio…les importó un bledo… ni siquiera quisieron ver mis papeles...igualmente no les importó que muchas veces trabaje como freelance.
Después de que me dieron la noticia, una sensación de impotencia y enojo se apoderó de mi. No pude evitar salir llorando de la embajada, con un sentimiento profundo de haber sido rechazada y menospreciada. Clacismo en carne propia.
Por primera vez en mi vida, estuve REALMENTE –es decir no en la fantasía, el deseo o la imaginación- del lado de la gente mexicana que vive en el rechazo, que sufre las consecuencias del racismo y del clacismo…fui víctima como todos ellos de los ojos terribles de un capitalismo que te clasifica en consumista o no consumista…en alguien que tiene dinero o no tiene dinero…en una persona que encaja o no con lo que tiene que ser un ser humano digno de entrar a su país. Por primera vez me senté del lado de estas gentes que han recibido este mal trato toda una vida, y que no son consideradas dignas de estar del lado “poderoso y pudiente” del mundo. Fui clasificada como una ciudadana de riesgo, que amenaza con huir a su país y trabajar ilegalmente por un salario menos peor y un trato indigno.
Y aparte, el hecho de que alguien, otro ser humano como tu, te quite el derecho de entrar a un territorio, so pena de cárcel o cosas peores. ¿Cómo puede ser posible que se te niegue el libre paso a una parte de tu propio planeta? ¿Por qué? ¿Por qué no eres considerado un ser humano digno de pisar esa tierra…de respirar ese aire…de consumir en sus increibles centros comerciales?
¿Se dan cuenta de lo que estos principios transmiten? Esta horrible manía de clasificar a la gente por su capacidad de producción y consumo. ¿Nada más importa? ¿Ni tu talento? ¿Ni tu cultura? ¿Ni tu compromiso social? ¿Ni tu trabajo personal? ¿Ni tu situación de vida? ¿Ni siquiera cuenta el grado atroz de desempleo del país?
1 comentario:
Hola Rayo... que bueno que publicaste mi texto. Fue una situaciòn digna de reflexión. Un abrazote.
Publicar un comentario